miércoles, 8 de octubre de 2014

MALARKARDE


Los enemigos de Pacheco no van a poder disfrutar demasiado de su nueva etapa carcelaria; nada más cruzar el umbral de la penitenciaría ya daba muestras de superación cuando declaraba a voz en grito: “ESTA SENTENCIA, O FALLO, ME FORTALECE. MENCANTA LA CARSHE. SIEMPRE, SIEMPRE, LA CARSHE”. Y no ha resultado ser un farol del ex alcalde, apenas lleva unos días en el trullo y ya se ha hecho dueño y señor del cotarro. Luciendo una dura y renovada imagen, con perilla y cabeza rapada –que le reportó al peluquero un extra mensual por aquello de la dimensión craneal y las horas invertidas– se ha ganado la admiración de sus nuevos vecinos que ahora le apodan respetuosamente “Malarkarde”. Malarkarde, antes Pacheco, ya ha reorganizado la estructura del penal ganándose los favores del alcaide y forzando el nombramiento a dedo de gran cantidad de nuevos funcionarios que ahora doblan en número al total de reclusos. Tal es así que los funcionarios han tenido que trasladarse a las celdas, previamente acondicionadas, para ejercer sus labores mientras que los reclusos habitan a su vez en las oficinas, también convenientemente acondicionadas. Este desajuste lo ha aprovechado el avispado Malarkarde, para idear un plan de fuga mediante la construcción de un túnel (un túne, según Malrarkarde) con un grupo de secuaces a los que ha prometido gambas para el resto de sus días. La querencia por las rotondas del ex alcalde ha hecho que desafortunadamente hayan cavado en círculo para salir a escasos dos metros de la entrada.
El proyecto de fuga ha resultado ser todo un cúmulo de despropósitos porque la excavación del túnel (o túne) ya había sufrido grandes retrasos debido a que los reclusos participantes no habían encontrado suficiente papel y pintura color carne con la que recrear la cabeza del muñeco de Malarkarde, una estratagema de sustitución para hacer creer a los guardias que dormían en sus literas mientras ellos se piraban. Tan mala recreación del personaje, una gigantesca bola cambemba del papel de periódico a medio pintar, provocó la alarma inmediata en el penal haciendo que un numeroso grupo de policías esperaran pacientemente a los fugados a la salida del túnel (o túne) fumándose unos pitis y jugando el cinquillo.
Pero estas contrariedades no han logrado amilanar lo más mínimo al sobrado Malarkarde que aunque ha sido castigado a pasar una temporada en “la nevera” gritaba desafiante: “ESTOY ENORME. MENCANTA LA NEVERA. SIEMPRE, SIEMPRE, LA NEVERA”.
Sr. Lunes para el sábado.

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