miércoles, 21 de enero de 2015

SHERRYSEXUAL



Antonio lee mucho el Cosmopolitan y el Rolling Stone, es un tipo a la moda, a la última. No tiene miedo de llamar la atención, es más, requiere atención de algún tipo. Es por ello que, tras ver un mini reportaje del canal Divinity sobre los lumbersexuals, se decidió a dejarse barba.

En el reportaje se veía a multitud de hipsters de Candem pasear con sus barbas, pobladas pero arregladas, ataviados con camisas de franela de cuadros (como las que llevábamos cuando eramos grunges) cerradas hasta el último botón y comiendo manzanas ecológicas de puestos callejeros. El se imaginó a sí mismo recorriendo la Avenida, con una barba exquisita un traje de tweed y comiendo uvas de un racimo guardado en un papel de estraza. Sería un Sherrysexual, moderno hasta cierto punto y jerezano hasta la médula.

Corrió a su armario y llevó a Cáritas todos los jerséis verde cacería con coderas, los Huskis (con y sin mangas) y el Barbour verde, necesitaba espacio para la parca del ejercito alemán, las rebecas de cuello de pico y pantalones pitillo (Levi's 501, eso si). Nos debe reconocer el señor Saldaña que cuando abrió el zapatero y miró sus Sebago sintió un nudo en el estomago, pero estaba decidido, sería moderno, sería eterno. Los guardó todos con sus hormas y los sustituyó por zapatillas Adidas y por Vans con animal print (muy arriesgadas, como él).

Y con esas pintas, como si hubiese pasado las navidades entre Berlín y Londres, oyendo a The Clash, se presentó Antonio en el ayuntamiento a primeros de Enero. Los agentes que custodian la puerta tardaron en reconocerlo y tuvo que mostrar su acreditación. Una vez dentro, sus compañeros de partido lo miraron de arriba a abajo, la oposición lo miró de abajo a arriba y entre todos ellos murmuraban y soltaban risitas.

Cualquier otro se habría rendido y habría vuelto a su casa para ponerse el atuendo habitual, pero Antonio está hecho de otra pasta. Se dirigió al despacho de María José, la única cuya opinión era importante para él, su mentora. Abrió la puerta y cruzó el umbral. Ella lo miró con los ojos como Candy Candy, “¡Antonio, ¿pero qué has hecho?” Tras unos segundos sin saber qué hacer, Antonio cerró la puerta y salió corriendo a su despacho, el único refugio que le quedaba. Se sentó en su escritorio y abrió el cajón donde guardaba un traje de emergencia por si se manchaba con el café o la tostada de aceite. Para su sorpresa, el traje había desaparecido y en su lugar encontró una bandolera de tela, con un dibujo de Mendieta que decía: Un gol realmente increíble (disponible en www.chapitas.com). Junto a la bandolera una nota, con una letra que reconoció al instante: Eres pepero, eres moderno, eres eterno.


Sr. Miércoles

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