miércoles, 28 de enero de 2015

EN CASA DE: LA FAMILIA FOX-TERRY



La muy noble familia Fox-Terry nos recibe en su recién estrenado piso después de que el patriarca, Darío Fox, se quedara con las vergüenzas al aire y volviera con lo puesto del bingo de El Puerto caminito de Jerez, allá por el mes de diciembre pasado. “Lo aposté todo al 6 rojo porque en el trayecto de mi chalet de Montealto al casino me tuve que detener en seis semáforos seguidos, uno detrás de otro. Lo tomé como una señal del destino pero la cosa quedó tan sólo en eso, simples señales de tráfico, y en la consiguiente ruina. Jodida suerte”.

“Nos hemos tenido que trasladar a la zona Sur, a un piso de mierda de Cerrofruto impropio de nuestro señorío”, se lamenta Darío. “Y por si no fuera suficiente ahí tienen a mi hijo, con esa pinta de mamarracho desde que le ha dado por frecuentar ciertas compañías del barrio. Ha abandonado sus clases de piano del Conservatorio donde despuntaba porque ahora prefiere llevarse una flauta a la boca… ya me entienden, maricona del culo que se nos ha vuelto. ¡Y encima contento con el rol de sumiso, el cabrón, que ni en esas demuestra su clase! Se ha convertido en la peor versión que se puede tener de un Fox." 

"Castigo del señor, castigo del señor", musita la madre, Perry Terry, sin levantar la vista del terrazo gastado y retorciendo entre sus manos un kleenex y un rosario comprados al negro del semáforo de El Almendral. "Hablando de castigo –tercia Darío Fox–, aprovechando las fiestas de San Antón llevamos al muy zorrón, vestido de eso mismo, al parque el pasado domingo para que le bendijeran, a ver si así lo enderezaba la gracia divina, pero maldita la gracia que lo único que se le enderezó fue la verga cuando un gran danés salido retiró el rabo para mostrarle el asterisco posterior. Lo que viene siendo el culo, para entendernos. Pudimos separarlos cuando el puto vicioso ya lo enculaba. El gran danés resultó ser propiedad de la duquesa de Abrantes, y los matones que nos dieron una generosa paliza también estaban al servicio de la duquesa.

Suspira la señora Terry y el señor Fox, apurando a gañote una botella de fino Cala, gimotea: “Si hubiese apostado al 12 negro, al negro joder, que los rojos nunca nos trajeron nada bueno…”

Sr. Miércoles.

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