Como cualquier jereciense que se precie ya sabrá, la Buena Muerte volvió a la que es su casa desde 1981, a la Iglesia de Santiago, de la cual salió sin despedirse hace ya 11 años. Fue el sábado pasado, en olor de multitudes. Y de algún cartucho de chocos.
“Fue un disgusto muy grande cuando se fue, mire usté”, nos comenta I.N.R.I., quien fuera ayudante del párroco en 2005. “Ya le veíamos un poco incómodo con el deterioro del edificio. No estaba a gusto en casa, mujé, se caía a pedazos y nos llevábamos unos sustos de muerte. Mira que le dijimos que íbamos a realizar un cosido con barras corrugadas de acero inoxidable ∅25 mm, y un anclaje del pilar mediante taladro horizontal de ∅20 mm, que todo iba a mejorar, pero un día cogió la puerta buena - la buena puerta, jeje -, y se nos fue”.
Una vez que finalizaron los agasajos del sábado, pudimos hablar más tranquilamente con la propia Buena Muerte. “Es que usted comprenderá que en esa casa no se podía vivir, y eso que mi capillita de la Paz la tenía yo muy coqueta. Pero cada vez que salía a jugar a la calle Muro con mis colegas - sobre todo con mi vecino el Transporte, que es el único que tiene vehículo, y además es un cachondo -, tenía que taparme la cabeza y mirar arriba para que no me cayeran cascotes. Así que un día le dije al párroco ‘Jefe, voy a por tabaco’, y no volví más hasta el sábado pasado. Pero no veo por aquí al Prendi, que me dijo que se vendría, ¿sabe usted algo?”. Le comentamos a B.M. que tiene pensado volver el 15 de Octubre. “¿Que sí? Pues se va a perder el Monkey Week. El sábado se lo pienso decir, que hemos quedado para ver La Mortaja”
Nosotros también nos lo perderemos, para darle la bienvenida.
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