miércoles, 14 de septiembre de 2016

CATAS DE PALO CORTAO CON CHUCK NORRIS


Con ese gran estilo que ya demostrara en su película jereciense “Desaparecido en Romate”, Chuck Norris acude a nuestra cita descolgándose desde un helicóptero AH-64 Apache. “Desde pequeñito me ha gustado Jerez, desde que era un Chick Norris –nos intenta comer el tarro  a saco mr. Norris–, porque es una ciudad con un ange que no se puede a guantá, hasta me he convertido en un maestro del flamenco y domino todos los palos”. De repente se calla para mirarnos fijamente con los ojos semicerrados e instintivamente nos cubrimos la cabeza con el micro. Pero es una falsa alarma porque sigue hablando tan contento, más que en todo el metraje de una peli de las suyas. “Quiero dar las gracias al sheriff del pueblo por contratarme para sus Fiestas de la Vendimia y darme la oportunidad de despacharme a gusto en una de vuestras cantinas.”

Pero el auténtico Chuck, ese de la Paramount Channel, aparece cuando nos explica su programa de catas: La sesión comenzará a las seis de la mañana en la Ermita de Guía. Como Chuck no es de andarse con rodeos, piensa tirar a puñetazos los bloques de enfrente –“que afean el paisaje y son un nido de okupas”– para poder  esprintar en línea recta hacia los viñedos. Allí se vendimiará a toda hostia (no podía ser de otra manera) durante la mañana. Da igual que pegue el sol con justicia porque para pegar ya está él con su particular sentido de la ley. Se trabajará a pecho-lobo descubierto o con camiseta sin mangas y sin cremas protectoras mariconas, porque Chuck será pelirrojo, pero le trae al pairo los melanomas y los rayos ultravioleta; Chuck coge un rayo ultravioleta y de un guantazo lo vuelve infrarrojo, no hay problema. Al mediodía, y sin los diez minutos para tabaco siquiera, Chuck y la tropa que haya pagado por esto convertirán las uvas vendimiadas en mosto a base de patadas. Ya por la tarde, Chuck hará su exhibición de catas encaramado a la barra de El Pasaje, “pero sin ruiditos moñas como Bruce Lee” –aclara–, y repartirá palos cortaos maridados con ostiones a todo el que ande descuidado.

Al fin de fiesta no piensa invitar al gobierno municipal, “No me gusta la gente que se pasa los días sin dar golpe”, ha dicho con muy mala uva. Ni le hemos replicado, cualquiera le lleva la contraria al gachó este.

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