viernes, 12 de diciembre de 2014

JEREZ ENTRA EN EL GUINESS DE LOS RECORDS CON EL PESTIÑO MÁS GRANDE DEL MUNDO



Ayer a las 9 de la noche quedó instalado en la plaza del Arenal el pestiño más grande jamás cocinado, una pieza de 25 metros de largo, 3 de altura y la friolera de 5 toneladas de peso. Todo empezó hace un mes como fruto de una riña entre dos monjas del convento de San José. Sor Pura discutía con Sor Magdalena (de chocolate) sobre quién de las era capaz de hacer el pestiño de mayor tamaño, retando la segunda a la primera a fabricar uno tan grande, que los que viniesen la tomasen por loca.

La hermana hizo varias llamadas a varios benefactores del monasterio y al día siguiente comenzó el desfile de camiones por las calles de San Miguel cargados de harina, aceite, ajonjolí, matalauga, vino y miel. Todos los ingredientes han sido donados, dándose la curiosa circunstancia de que el transporte que llevaba las bolitas de anís colisionó con otro vehículo en la plaza León XIII y derramó su carga provocando una bonita cascada multicolor por las calles Santa Cecilia y San Agustín, donde una anciana fue arrastrada por la dulce marea hasta el tercer sótano del aparcamiento subterráneo.

La elaboración de la delicia navideña no ha sido cualquier cosa. Metrovacesa ha cedido 50 hormigoneras para el amasado y Acerinox construyó una enorme sartén para freír y posteriormente enmelar el engendro. Como pueden figurarse, el proceso no ha estado exento de incidentes. Una de las patas de la mesa que sostenía el bicharraco cedió, cayendo sobre la infeliz Sor Ignacia, que aún reposa en la UVI. Sor Gertrudis fue atacada por un enjambre de abejas que acudieron al destaparse la miel, teniendo hoy un aspecto similar al del Hombre Elefante, mientras que varias de las calles aledañas al monasterio quedaron sin suministro eléctrico al ponerse en marcha la freidora.

Pero pese a todo, el mayor pestiño del mundo es hoy una realidad de la que podemos estar orgullosos los jerezanos. Eso sí, ha salido tan duro que se utilizó el propio dulce para derribar la pared por el que fue sacado del cenobio, así que olvídense de catar la monumental pieza de repostería si tienen aprecio por su dentadura.

Como se ha dicho, el torpedo ya está en la plaza del Arenal para asombro de niños y mayores. Dada su resistencia a ser comido, se han habilitado varias estancias en su interior, donde se ha trasladado una parte de la oficina de turismo. Desde el Ayuntamiento se ha propuesto a las clarisas que lo cedan a Jerez, que de ese modo se convertirá en Jerez, Ciudad del Pestiño, distinción que a buen seguro atraerá numerosos turistas y una legión de moscas, aunque de esto último ya andemos sobrados.

Sr. Viernes.

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