‘Xérès ens roba’ [Jerez nos roba] es la
proclama que ha corrido como la pólvora por la campiña jerezana en las últimas
semanas. Lo que comenzó como una broma de amigos tomando unas cervezas ha derivado
en una catalanización de los tradicionales agravios y reivindicaciones que el
Jerez rural esgrime desde siempre hacia el Ayuntamiento matriz. “Pues sí… así
fue, estábamos un día tomando algo en un bar de la plaza Artesanía, no recuerdo
bien si en la de Guadalcacín, en la de La Barca, Torrecera u otro pueblo… sí, ya
está, en la de San Isidro… no espera, fue en la de Nueva Jarilla, seguro, en la
de Nueva Jarilla, donde vive Pepe, perdón, el Pep, cuando uno del grupo dijo
que habría que protestar como los catalanes, que fíjate la que han liado y
están todo el día en la tele. De ahí, claro, del famoso ‘Espanya ens roba’, cogimos
el ‘Xérès ens roba’ que da cobertura a toda la campaña”, afirma Pere Palau Vilanova,
el flamante portavoz de la autoproclamada Asamblea Nativa de la Campiña (ANC).
Pere se hace llamar Pere desde que comenzaron las movilizaciones de ‘Xérès ens
Roba’, porque él, venir al mundo vino como Pedro Palacio Villanueva.
Pere y el resto de amigos disconformes con la
escasez de servicios del Ayuntamiento de Jerez en las localidades de la campiña
decidieron colgar de las terrazas y balcones de sus casas la bandera
‘cuatribarrada’ de Cataluña con el lema ‘Xérès ens roba’. La iniciativa fue seguida
cada vez por más vecinos –con distintas concentraciones en las plazas
Artesanía– y todo derivó en un proceso de inmersión en el catalanismo que sigue
en auge. “Es que al principio ni siquiera sabíamos muy bien cómo se pone Jerez
en catalán, así que decidimos coger la acepción francesa, Xérès, que debe ser
muy parecida y que además es muy reconocible para todo el mundo por lo de
Jerez-Xérès-Sherry”, dice el señor Palau mientras da buena cuenta de una
butifarra que empuja con vino del Penedés en una terraza de la plaza Artesanía
de Guadalcacín, acompañado de su mujer, Carme Prat Rius, Carmen Prado Ríos
todavía en el DNI.
Tras la constitución formal de la ANC, que como
se ve no ha disimulado en coger las siglas de la Asamblea Nacional de Cataluña,
todo ha sido un paso tras otro en un proceso de inmersión catalana sin
precedentes siquiera en la propia comunidad autónoma, la parte visible de un
movimiento que desborda todas las iniciativas políticas propias que ha habido
durante años en la zona rural y que aboga abiertamente por independizarse de
Jerez en las próximas municipales con la campaña ‘Xérès ens Roba’ como punta de
lanza, pero no como única actuación. Por ejemplo, son varios los cientos de
habitantes de la zona que se han apuntado a cursos de catalán, que están siendo
la gran sensación del otoño en la campiña. Los cursos, que se han conseguido de
una partida de fondos FEDER y cuentan con apoyo de la Generalitat, están siendo
impartidos por jóvenes desempleados catalano-andaluces, que han vuelto a la
tierra de sus padres y abuelos encantados de apenas tener que hablar español
salvo para tomar unas ‘cervesas’ cuando les da por ir al centro de Jerez,
palabra catalana que han notado que todo el mundo entiende perfectamente
porque, aunque en Jerez se utilice más ‘ervehita’, al fin y al cabo ‘cervesa’ tiene
la misma fonética que se utiliza en media Andalucía.
Pero hay mucho más. Ya en la pasada Feria de
Guadalcacín sonó más rumba catalana de la habitual y alguien dijo que creyó oír
un par de sardanas al cierre de las casetas, algo lógicamente imposible de
verificar entre los vapores etílicos, los cánticos regionales y los habituales
asertos tipo “tú ere er mehón,
pisha”, “no, er mehón ere tú” que se intercambian los últimos feriantes antes
de ir a casa o a por el turrón. Ahora, con el comienzo de la temporada de
mostos, la ANC ha comenzado a presionar para que los propietarios sustituyan el
tradicional ajo campero y la berza por la escalibada y la escudella. Eso por no
hablar de la recogida de firmas actualmente en marcha para que Estella del
Marqués pase a llamarse Estelada del Marqués, o La Barca El Vaixell, por no
hablar del poblat Josep Antoni.
La campaña está siendo un éxito tal que varias
televisiones catalanas se han acercado por la campiña jerezana para conocer de
cerca la progresión de ‘Xérès ens roba’. Telempordà, Llobregat TV e incluso la
francesa pero catalanoparlante OnaPerpignan se han acercado por la zona rural
de Jerez para constatar un fenómeno inusitado.
Ahora, eso sí, no todo está siendo exitoso.
‘Xérès ens roba’ se ha topado… con el fútbol. Para usarlo como agravio, sin problemas,
pero como realidad social el fútbol ha sido otra cosa. Nos lo cuenta el propio
Palau: “A más a más… perdón, es que ya se me cruzan los giros catalanes… quiero
decir, el fútbol es uno más de los temas que hay sobre la mesa. ¿Cuál es ahora
el principal equipo de Jerez? El Guadalcacín. ¿A quién le dedica la portada el
Diario de Jerez los fines de semana? Al Xerez viejo, al Xerez nuevo, al Xerez
nasciturus… equipos que están en divisiones inferiores al Guadalcacín, pero
nada, imposible tener una portada”, dice Palau, para reconocer a continuación que
el fútbol es el único ‘pero’ hasta ahora de la inmersión al catalán. “Es
verdad. La gente sigue siendo del Real Madrid. Hemos intentado una conversión
en masa al Barcelona, pero no, nada, del Barsa sólo se ha hecho uno, y otros
dos ahora son periquitos. Y ya. También es normal, el Real Madrid tira mucho,
al fin y al cabo sólo juega a 620 kilómetros de aquí… Lo que sí hemos
conseguido es cerrar varios hermanamientos con las peñas madridistas de
Hospitalet, Sabadell y Badalona, algo es algo”, concluye Palau, mientras le
pregunta al camarero que qué cava tiene hoy por copas, asiente complacido, y
pide una para él, otra para Carme y otra para este humilde cronista y brinda
por el futuro de ‘Xérès ens roba’.
Sr. Miércoles.