Así, literalmente. Nuestro ayuntamiento quiere acabar con los
recelos sobre las actividades corruptas de su partido en general y sobre su
gestión municipal en particular y ha solicitado para tal fin La Mano Incorrupta
de Santa Teresa a los señores de Meirás, suponiendo que la habrían heredado de
su anterior propietario y ascendiente, un tal Franco, que –esto es una nota
aclaratoria para estudiantes de la ESO– era un tipo que salía de perfil y cada
vez más viejo en las antiguas pesetas que –esto es una nota aclaratoria para
estudiantes de la ESO– era la moneda que existía en España antes del euro. Tal
petición encierra la intención de usar esta mano fuera de toda sospecha para
firmar documentos como nuevos despidos municipales sin que se les pueda acusar de
nuevo de conducta arbitraria y tendenciosa.
Los referidos señores de Meirás contestaron que ésas no eran
horas y que no tenían ni pajolera idea de dónde habían metido la mano, una
frase de gran actualidad porque es el argumento en el que suelen escudarse la
mayoría de nuestros políticos que aparecen por televisión a eso del mediodía. A
pesar de esta contrariedad nuestros voluntariosos representantes no se dieron
por vencidos y decidieron "seguirle los pasos a la mano", unas
palabras a la altura del genio paradójico de Fito y Fitipaldis. Por fin dieron
con ella en un convento de monjas del Carmelo de Ronda, quien gustosas le
tendieron la mano como siempre ha hecho la Iglesia con los conservadores españoles.
Y más en estos asuntos tan particulares porque conducirse de manera
conservadora es lo que se exige con las reliquias.
La alcaldesa, que había estado practicando con una mano de
un maniquí de Zara días antes, la recibió encantada. Pero parece que el asunto
comenzó a torcerse cuando, una vez iniciadas las firmas de las órdenes de
despido, la alcaldesa no encontraba la manera de conseguir una caligrafía
parecida a la suya con una mano "tan recta". Y además, soltaba un
extraño polvillo blanco que ponía perdidos los documentos. Nosotros sospechamos
del origen de ese polvillo teniendo en cuenta que por aquellos años existían
solo dos canales televisivos y una vez que Franco se hubiera aburrido de
cambiarlos sistemáticamente a distancia con la mano incorrupta sin encontrar
nada entretenido algo haría para aliviarse de la presión y el insomnio en
aquellas noches en blanco (y negro).
Así que, tras fracasar con estos planes, han devuelto la
mano a las monjas propietarias y han trazado un plan B, un plan con la letra
que les pone verdaderamente. Ahora parecen interesarse por el pie de la Santa,
que por lo visto también anda por ahí dando tumbos, para mandar bien lejos de
un santo puntapié y sin más consideraciones a una nueva parte de la plantilla
municipal ya que, según nos cuentan, "hay demasiada plantilla para tan poco
PIE".
Sr. Lunes.
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