Un Museo del Jamón. Definitivamente la
Fundación Caballero Bonald, más conocida por organizar actividades literarias,
ha optado por dar un giro radical y ha decidido abrir, en su actual sede, un
bar de estos de tapas que tienen tanto éxito.
Después de descartar otras ideas de negocio,
como eran la de convertirla en karaoke o en gimnasio, al final los patronos de
la Fundación han decidido que lo mejor para difundir la obra de Caballero
Bonald sería dar a conocer al gran público la que fue su casa, pero en lugar de
hacerlo con actos para culturetas, hacerlo con una buena oferta de tapas, con precios
asequibles y favoreciendo que todos los jerecienses puedan acercarse a la
Literatura mientras degustan una selección de productos ibéricos y viendo en
pantalla gigante los partidos del Madrid.
Muchos se han extrañado de que un organismo
creado para mayor gloria de las Letras acabe como Museo del Jamón. Pero no hay
que olvidar que la Fundación Caballero Bonald, al depender del Ayuntamiento,
atraviesa por dificultades económicas, y que, según dice el antropólogo Marvin
Harris, aquí somos más de salir en plan tapeo que de leer poesías.
Además, es que el local lo pide. Y no porque
la biblioteca de la Fundación sea el lugar idóneo para almacenar los jamones
(que también), sino porque en los alrededores de la calle Caballeros hay gran
abundancia de lugares que no pueden faltar en ninguna guía gourmet. La Tasca de
San Pablo, por ejemplo.
Pero la noticia sobre todo ha soliviantado a
muchos ex trabajadores del Ayuntamiento, que no entienden por qué no se aplicó
este plan de viabilidad a las empresas municipales de las que ellos fueron
despedidos. ¿Por qué no se convirtió, por ejemplo, el Departamento de Diseño en
marisquería? ¿O la Moncloíta en una fonda?
¿Y a mí me lo preguntas… mientras clavas tu
palillo en otra loncha?
Sr. Miércoles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario