En cuanto pase la Feria abrirá sus puertas al
público. Han pasado muchas fatigas para que les den la subvención, han tardado lo
suyo en convencer a los vecinos, pero por fin el sueño que desde hace años
rondaba la cabeza de tantos y tantos aficionados jerezanos va a verse realizado:
la primera peña flamenca nudista de España.
Sus promotores, que presentaron el cartel
inaugural en una rueda de prensa a la que tuvimos que acudir todos los reporteros
acreditados en pelota picada, quieren esperar al buen tiempo para abrir sus
puertas, y lo harán en la calle Cerro Fuerte, para acoger a los flamencos
cabales que estén dispuestos a disfrutar del buen cante, del mejor toque y del
baile más puro, pero sin renunciar a la filosofía del naturismo.
Aunque el proyecto se ha topado con la
resistencia de los puristas, que no entienden la necesidad que hay de
interpretar los cantes de Antonio Chacón en bolas, ni acaban de encontrar el
interés que pueda tener bailar por bulerías como Dios nos trajo al mundo, la
idea parte de unos peñistas holandeses que se afincaron en Caños de Meca a
finales de los setenta y que, hechizados por el duende de nuestra tierra,
apostaron en su momento por eso que les gusta tanto decir a los locutores de
pueblo: aunar vanguardia y tradición.
Preguntado por un conocido crítico local, que
durante la presentación no hizo otra cosa que ocultarse detrás de un biombo, el
presidente de la peña, un maromo de dos metros con bastante experiencia en el
sector (pues fue el primero en inaugurar un club taurino vegano y la única
hermandad rociera que existe de amigos del cannabis) explicó a los presentes
que ellos, desde su asociación nudista, pretendieron desde un principio buscar
las auténticas raíces del flamenco, y que, buscando, buscando, cuando se
quisieron dar cuenta, se habían remontado hasta la época del Paleolítico Superior.
¿Y en el Paleolítico Superior cómo iban vestidos los flamencos de este pueblo,
que es la cuna del arte? En pelotas, o casi. Así que nada, a tocar las palmas
por tangos y a dar una pataíta, que para entrar en esta peña no hacen falta
camisas de lunares ni volantes. Por cierto, la peña se llama “Jondo y a Pelo”.
Más puro no se puede ser.
Sr. Miércoles.
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