Alejandro Mango, técnico del Museo Arqueológico de Jerez, fue
detenido la mañana del viernes pasado imputado por un delito de evasión de
capiteles del mencionado museo tras una estrecha vigilancia en el marco de un
operativo policial conocido como Operación Jónica. En el momento de su
detención Alejandro acababa de sustraer, además, el famoso casco fenicio que
había llenado de hielo para enfríar cinco quintos de Cruzcampo, hurtados a su
vez de la máquina expendedora del centro.
Se sospechaba de este individuo desde un principio, cuando
misteriosamente comenzaron a desaparecer de los expositores diversos capiteles
de gran interés artístico, concretamente, tres de estilo dórico, cinco jónicos,
uno corintio, cuatro volutas sueltas y una hoja de acanto.
Tras el interrogatorio, Alejandro se ha derrumbado como el
Imperio Romano y ha confesado: “Pretendía llevarme esas piedras a Panamá, donde
monté una empresa offshore llamada Pelote Investment Group Ltd que me había
quedado un tanto opaca y esaboría. Con esos capiteles esperaba que mi empresa
ganara en brillo y elegancia, al estilo marbellí de Jesús Gil, que da nivelito”.
Además ha reconocido que contaba con la colaboración de un reconocido pintor de
una famosa familia bodeguera jereciense “que me iba a ayudar a blanquear los
capiteles con una manita de cal, aprovechando también sus viajes de negocios
familiares a ese país. Aunque particularmente no me convencía tanto blanco si
le soy sincero, yo prefería el blanco roto, que es más sufrido y que seguro es también
una atenuante fiscal, mire usted”.
Se lamentó de pecar de
ambicioso y empezar la casa por el tejado con el asunto de los capiteles. Pero Alejandro
Mango es un optimista seductor y se ha repuesto rápidamente, incluso intentó
robar el corazón de la agente de policía que lo llevaba esposado, guiñando al
estilo líder del socialismo hispano e insinuándose de forma descarada: “¿y si
antes de devolverlo echáramos el casquete, cariño?
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