No me lo puedo creer. Ya sabemos que las
comidas de empresa deberían registrarse entre los crímenes contra la Humanidad
pero, ¿de verdad que a las fechas que estamos sigue sin decidir dónde va a celebrarla?
Hombre de Dios, ¿a qué está esperando? Y usted, señora mía, ¿aún no sabe si va
a preferir carne o pescado? Pues sí que estamos buenos. Menos mal que Jerez Crack
(que nació con ánimo de lucro pero se ha tenido que conformar con ser un triste
servicio público) le regala hoy la primera entrega de su Gran Guía Gastronómica,
que si no, lo iba a tener crudo, amigo.
Como somos la leche de prácticos, le hacemos
nuestras sugerencias repartidas en menús:
–Menú A (de 5 a 8 euros, con postre y bebida.)
Sabemos que hay gente que sufre a la hora de rascarse el bolsillo. Pensando en
ellos, sugerimos celebrar este almuerzo prenavideño en algún polígono
industrial. El Portal es divino. A dos pasos del centro y con un amplio surtido
de platos combinados, ésta es sin duda la oferta adecuada para los maestros y demás
profesionales que no entienden por qué hay que gastarse un euro de más cuando a
lo que se va es a echar el rato y a tocar la pandereta.
–Menú B. Para trabajadores menos rácanos,
sugerimos cualquiera de las ventas que hay por la carretera de Trebujena. La
particularidad de estos locales es que en ellos también se puede comer fatal,
pero pagando un poco más. Si es usted de los que disfrutan pagando lo mismo que
en un restaurante como dios manda, pero por comer rábanos con cubiertos de
plástico, bebiendo mosto cabezón y aplaudiendo que el plato fuerte esté hecho
con pan duro, no le dé más vueltas. Ésta es su opción.
–Menú C (para gente de poco pico, pero fino). En
la zona centro están proliferando los bares en los que sirven delicatesen
(barbarismo que se puede traducir como polladas). Estos locales son perfectos
para los que no tragan a sus compañeros de trabajo, porque la comida no está
mal, pero es tan escasa que a los veinte minutos de sentarse ya estarán
trayendo los postres y las fotocopias esas que reparten con las letras de los
villancicos.
Podríamos seguir, porque se nos ocurren
sugerencias para autónomos (en cualquier restaurante chino tienen menú para
tres, para dos y hasta para una persona), o para los parados. Pero para una
cosa buena que tiene estar en paro, ¿les vamos a amargar las fiestas? No somos
tan cabrones.
Sr. Viernes
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