Que lo de Izquierda Unida como siglas es un mal chiste es
algo que a nadie se le escapa porque no cabe la menor duda de que andan más
agarrados al cuello que unidos. Y ahora, a cuenta de las primarias abiertas
celebradas el pasado mes de octubre se ha abierto definitivamente la caja de
los instintos más primarios. Este bonito a la par que ingenioso juego de
palabras tiene su explicación: Los militantes más radicales de las facciones
que componen Izquierda Unida, el Frente Joaquinista del lado de Izquierda
Abierta y los PCE Reds de parte del Partido comunista, decidieron citarse la
pasada mañana del sábado a riberas del jerezano río Guadalete para zurrarse de
lo lindo y no de forma dialéctica precisamente.
Rojos de ira, como no podía se de otra manera, y entonando
cantos de republicano ardor guerrero los PCE Reds fletaron con dinero de
procedencia oscura un autobús de la compañía Marceli & Juanito. Una vez
desembarcados en la Venta de La Ina dejaron claras sus intenciones de dejarse
la vida en la batalla quemando el autobús que los condujo hasta allí porque no
entraba en sus planes el viaje de vuelta y porque había que calentar el
ambiente desde el principio. Siguiendo esa inercia pirómana prendieron fuego también
a un contenedor de envases y plásticos que encontraron por allí.
Por su parte, el Frente Joaquinista se decantó para el traslado
por un autobús municipal que cubría la barriada de Los Albarizones en su
recorrido. La mala suerte hizo que este autobús también terminase ardiendo, aunque
esta vez debido al mal estado del vehículo, a la altura de Vallesequillo. Este
accidente hizo que se enfriaran los ánimos de los ultras joaquinistas que
prefirieron, teniendo en cuenta el solecito que lucía esa mañana, retirarse a
la terraza del Bar Adeli y dar cuenta de varias cervezas.
Mientras, en la ribera del Guadalete los PCE Reds iban
perdiendo la paciencia a medida que pasaban las horas y el Frente Joaquinista
no se atisbaba por ningún lado, y como allí no había mucho más que destrozar
porque nada se inició del proyecto de recuperación del Guadalete y nada quedó
de ese maravilloso gran bulevar que iría a conectar a la ciudad con su río,
decidieron vapulearse ellos mismos ya que habían ido hasta allí fuertemente armados. Volaron
los martillos y las hoces por el cielo, se usaron
tirachinas-populares-comunistas y alguno contraatacó con un ejemplar de El
Capital en edición de plomillo.
El balance del disturbio da cuenta de la virulencia con el
que se emplearon los PCE Reds: una treintena de ellos terminaron con las
cabezas abiertas. Esto no significa que con esta terapia de choque consiguieran
una mayor compresión ante cuestiones abstractas y de difícil discernimiento
sino que sufrieron unos brechazos necesitados de más de veinte puntos de
sutura.
Sr. Lunes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario