Jerez vuelve a estar de enhorabuena. Nuestro
fabuloso equipo de festejos ha logrado que el XVI Congreso de Amigos de
la Capa Española haya sido todo un éxito. Tanto los amantes de la capa que nos
han visitado como los jerecienses que han querido sumarse y participar de este
singular evento coinciden en señalar que el nivel ha sido altísimo y las capas
larguísimas.
Pero vayamos atrás en el tiempo. No todo habría sido tan brillante de haberse
celebrado en la fecha en la que inicialmente se fijó, el 10 de Agosto. Imagínen
comerse una berza jereciense en pleno agosto y cubierto por una capa, no hay
Alatriste que lo aguante. Eso mismo debió pensar Don Antonio Montero cuando se
opuso a la primera cita elegida. "Lo suyo es que vengan en Diciembre, pa
que se puedan meter entre pecho y capa un buen plato de berza, y ya de paso que
vean alguna zambomba." Dicho y hecho, Don Antonio los emplazó para este
pasado fin de semana, y ellos acudieron gustosamente, dejando de su mano toda
la programación. Un acierto tan grande como Don Antonio.
La visita comenzó el viernes 28, con un tour guiado por el casco histórico de
Jerez, donde los capistas pudieron ver de primera mano los antiguos caserones
semi derruidos y abandonados y las calles llenas de excrementos de perro con
semanas de antigüedad. Alguno de ellos, a su paso por la Plaza de San Mateos
aprovechó para comprar souvenir y/o hachís regulero. Por la noche, con el susto
aún en el cuerpo, fueron conducidos hasta la bodega Los Apóstoles, donde un
magnífico ágape les esperaba. Desconocemos si los amigos de la capa son también
amigos del pescuezo o se dieron de cara y pagaron la cena. Tras los postres,
envalentonados por los ricos caldos, salieron a disfrutar de la movida
jereciense, sin importarles que estuviese lloviendo, pues todos llevaban capa.
A la mañana siguiente y con peor cuerpo que el Paula en el parador de Ronda,
siguieron con su programación y acudieron al espectáculo ecuestre de la Real
Escuela. No tenemos confirmación oficial, pero algunos testigos aseguran que
dos miembro de los amigos de la capa, aún embriagados se subieron a lomos de
una pareja de corceles y huyeron al galope mientras afirmaban ser Don Diego de
la Vega, El Zorro. Lamentable incidente. A continuación, y a pesar de que
tenían programada una visita al Museo de la Atalaya, los capados escaparon al
Gorila y se pusieron tibios de cerveza, para posteriormente cruzar al Tabanco
Plateros y hacer lo propio con el oloroso y el palo cortao. No se sabemos si
estaba en la programación oficial o surgió como quien no quiere la cosa, pero
por la tarde se metieron en El Siete y estuvieron jugando al futbolín hasta la
noche, trasegando vasos anchos de cubata.
Para la última jornada se preparó una eucaristía en La Catedral en la que se
vivió un verdadero escándalo. Los amigos de la capa llegaron en condiciones
lamentables, con la elegancia perdida y las capas llenas de barro y vomitonas
propias y ajenas. Dentro de La Colegiata se sucedieron las lipotimias y varias
unidades del 061 se personaron para atender los ya evidentes casos de comas
etílicos que presentaban la mayoría de los capados. Una vez recuperados,
asaltaron La Rosa de Oro, lanzaron las mugrientas capas al aire y corrieron por
las vericuetas calles del casco antiguo con gran destreza, como si llevaran
años recorriéndolas.
Y hasta aquí la crónica de este evento, que pese a lo sucedido, es un éxito
para nuestro Ayuntamiento. Ellos verán si quieren montar aquí una nueva
Casteldefells.
ACTUALIZACIÓN DE ÚLTIMA HORA: Al cierre de este artículo hemos podido conocer
que los invitados ataviados con capas que han sido agasajados durante este
pasado fin de semana no eran en ningún caso Los Amigos de la Capa, quienes aun
se encuentran esperando en La Parra a que un bus oficial los recoja. En su
lugar, la tuna de derecho se aprovechó del parecido de sus indumentarias para
pasar un finde a lo grande. Por eso sabían donde ir, los mamones...
Sr. Martes.
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