"Una mujer de rubio tinte racial aparece en escena
cantando feliz en su despacho la popular tonadilla "Once concejales
tiene mi cabildo". Sentada cómodamente en su sillón introduce fajos de billetes en
sobres para varias cofradías y peñas flamencas jerecienses. Pero Trabajar tanto
y bien lleva a hacer crecer la envidia y una horda roja compuesta por
tres malhechores con ojos inyectados del odio más miserable han
decidido unirse para desalojarla por la fuerza y la atacan por la izquierda
cuando está distraída. Otra rubia de bote, pero ésta de presencia
zarrapastrosa, le intenta arrebatar el bastón de mando mientras dos hombres
barbados la ayudan en su fechoría. Uno de ellos, con túnica y capirote de color
bermellón estampados de estrellas amarillas, tira de la desgraciada por sus
tobillos a la vez que le dirige temibles conjuros y maldiciones en un idioma extaño. El otro, un
perro flauta rabioso, le muerde con saña las manos que se aferran con desesperación al
sillón. Ella se resiste con la fuerza de saberse la lista más votada y guapa de
la ciudad y golpea con energía a estos tres siniestros arribistas con el bastón que legítimamente le corresponde.
La lucha es brutal pero la roja cólera pierde la partida cuando la alcaldesa,
sintiendo que le fallan las fuerzas, se encomienda a la Virgen cantando
la Salve Rociera y Ésta, que es de derechas y de orden, acaba con los
enemigos enviándoles una bandada de palomas blancas que los cagan sepultándolos
sin miramientos".
Terminada la función el público que abarrotaba la Plaza
de Toros (el lugar idóneo donde celebrar estos espectáculos populares) se
puso en pie enardecido dando vivas a la unidad de España y a la Blanca Paloma.
La emoción también hizo mella en la Reina de la COPLE que, con
lágrimas tan sinceras como sus promesas electorales, no paró de lanzar besos al
respetable y al resto de los allí presentes.
Es que esta Pelayo es única. Y muy grande. Y muy
libre".
Sr. Lunes.
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