En una nueva ejemplar idea, el Becario del Viernes ideó
entrevistar al conocido pintor jerezano residente en la calle Barranco. Toda la
redacción aplaudió la idea del becario, corrió el rebujito de Sandevid (no hay
pa más) y otras sustancias de cuya formulación química no podemos dar fe ni
garantía. Encausada la operación periodística, solo faltaba encauzarla. Pero el
becario se rajó alegando el día de ‘la mano lenta’.
Debíamos, por tanto, aparte del Sandevid, elegir quién haría
la entrevista. La mala suerte ambicionó que todos los reporteros de la
redacción tuvieran ocupaciones, ora carné retirado por agotar puntos, ora
pasear al ornitorrinco; ya depilación pélvica, ya revisión urogenital. Mala
suerte.
Seleccionando un reportero cualificado, le ofrecimos el
trabajo a David, un chaval que había concluido su formación en el obrador de
presentadores de María Espejo de la calle Porvera, a quien terminamos de
perfilar profesionalmente para la brillante entrevista en nuestra propia
redacción.
Una vez repasada la entrevista pudimos colegir que el tal pintor
es mediocre, anodino y de estilo costumbrista indefinido: pinta monas,
garabatea monos y vende menos; limpia los pinceles antes de acostarse, a menudo
pinta la fachada de la fábrica de hostias de la Plaza del Arroyo y no le gusta Goya
(la manzanilla). Quizá por la falta de costumbre -dijo que era la primera
entrevista así- durante toda ella mostró cara de estupefacción e incredulidad, como
si se declarase una huelga de costaleros en Semana Santa. Inquirido sobre el
motivo de su asombrado careto, respondió punzante: “¿cómo c*** ha aprendido el
entrevistador a hablar con el ano?”
Esta redacción puso mucho empeño y horas en terminar de
perfilar profesionalmente a David para la innovadora entrevista. Que el
periodismo convencional se vaya a zurrir truñacos al polígono Guadabajaque
Manzano.
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